
Nunca nadie se hubiese podido imaginar que el fundador de los «Latin Kings» en España, Eric Javier Jara Velastegui, reconociese delante de trece de sus «súbditos» que «conserva muchos amigos “ñetas”» y que no tiene ningún problema con esa banda latina. No pareció importarle lo que de ellos se asevera en el manifiesto fundacional de la organización, literalmente a los «ñetas», dice, «no se les dejará crecer; deben reconocerlos, someterlos y tumbarlos con todo rencor». Era sólo el aperitivo. La declaración de «El Padrino» de los «reyes» hizo esbozar más de una sonrisa en la primera jornada del juicio contra él y otros trece supuestos miembros de la banda acusados de asociación ilícita, coacciones, lesiones y amenazas. En un tono chulesco y corrigiendo constantemente a la fiscal, el supuesto líder de la organización reconoció pertenecer a los «Latins». Eso sí, «no a la banda criminal» que según Jara han ensalzado en multitud de ocasiones los medios de comunicación, no. Los «Latin Kings» de los que él formaba parte «limpiaban parques y hacían ejercicio». El conocido como «King Wolverine», además, explicó que «nadie estaba obligado a entrar en la organización» y que estaba absolutamente prohibido agredir a cualquier persona. Según Jara, el respeto por los padres, la naturaleza y el prójimo son los ejes por donde navega la organización. De hecho, «no nos gustaba que los menores fumasen drogas o fuesen mal en la escuela». «El Padrino» negó también haber continuado dirigiendo la banda desde la cárcel, donde ingresó en 2003, así como haber redactado el manifiesto fundacional. Aunque sí que dijo conocer su contenido. Para «King Wolverine» los «Latin Kings» se crean para «ayudar a los demás sin esperar nada a cambio». La mayoría de sus reuniones, explicó, giraban en torno a la solidaridad y la cultura. Eric Javier, fue condenado en su momento a 21 años de prisión por robo, detención ilegal y violación. «Combatir el racismo» Tras las palabras del «rey de reyes», le tocó el turno a «King Baby Black», José Fabricio I.L., considerado por el fiscal como el enlace entre el líder y la organización cuando el «Padrino» estaba en la cárcel. Con los mismos modales que su jefe, explicó casi enfadado que los ecuatorianos habían venido a España a trabajar y que, cuando se fundó la banda, era necesario luchar contra el racismo, «que había mucho». José Fabricio no reconoció la jerarquía que le expuso la fiscal porque en la banda «nadie manda a nadie, todos somos uno solo», dijo. La líder de las «queens» A su lado estaba sentada la que ha sido durante años su pareja, la española y líder de la sección femenina de la banda, María T., conocida como la «Madrina». La joven, segura de sí misma y sin titubear, contestó con soltura a las preguntas de los abogados. Reconoció su pertenencia y su liderazgo en la banda pero aseguró que nunca presionó ni agredió a nadie mientras formó parte de la organización. «Queen Maverick», su otro alias, y se defendió de las acusaciones de varias testigos protegidos que denunciaron amenazas y coacciones. «Cuando estoy enfadada hablo muy mal, pero luego no hago nada». De todas formas, la «reina de las chicas» opinó que los «Latin Kings» es una organización machista, donde siempre primaba la decisión de los chicos. Según la «Madrina» tanto ella como el resto de las «niñas» que formaban parte de la banda se mantenían al margen de las acciones de los «reyes». «Nunca he visto ni una paliza ni un acto violento», dijo al ser preguntada. Aun así , rompió su relación de amistad con el «Padrino» porque se enteró de que había violado a una chica. «Me mintió sobre por qué estaba en prisión. Y yo, lo primero, soy mujer», concluyó. Con respecto a la cuota que todos los miembros tenían que pagar (2 euros), se utilizaba para comprar cestas de comida y pañales para los bebés.
LA RAZON.
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