
Las nuevas medidas de seguridad que se aplican en los aeropuertos españoles desde el pasado noviembre cuesta a las arcas públicas 12,5 millones de euros al año, a los que hay que sumar los 7,9 gastados para su implantación en los dos últimos meses del año pasado. En total, 20,4 millones en poco más de un año, según ha resumido un portavoz de AENA. Se trata de una cantidad casi equivalente al presupuesto de reconstrucción del aparcamiento de la T-4 (24 millones), derruido en el último atentado de ETA, según publica El Periódico de Cataluña. Los controles, no solo de líquidos, sino también de cinturones, relojes, zapatos, ordenadores y todo tipo de complementos, son tan exhaustivos que han requerido duplicar el número de horas de servicio contratadas por AENA a las empresas de seguridad privada. Para simplificar, podría decirse que ha requerido multiplicar por dos la plantilla de vigilantes.
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