La operación T-10 que los Mossos realizaron en el metro contra la acción de uno de los grupos de carteristas que trabajaban más activamente en el suburbano ha tenido consecuencias sonadas. Aunque aún es pronto para comparar, las denuncias por hurto han descendido notablemente esta semana. Pero basta con bajar al metro y hablar con los que trabajan y con los usuarios para comprobar que la seguridad ha mejorado.
Hay una escena que se repite desde que el pasado lunes 21 los Mossos dieron a conocer la detención de 19 de las 35 carteristas más activas del suburbano. No son pocos los usuarios y trabajadores que se acercan a los agentes uniformados y les felicitan por la operación policial, realizada por el grupo de multirreincidentes de la policía autonómica tras seis meses de investigación.
EFECTO DISUASORIO
La operación --que no ha terminado porque la instrucción judicial sigue y las detenidas serán juzgadas, si se presentan, estén o no en prisión-- provocó un primer efecto disuasorio entre los carteristas. A la estampida ayudó el incremento de agentes uniformados en andenes y vagones durante la pasada semana. Un dato hace entender la importancia de la operación. Cada semana se denunciaban una media de 400 hurtos en el metro, con con picos que han superado las 550 incidencias semanales tramitadas.
"Han desaparecido. Desde la semana pasada no he visto a ni una de ellas, y no será porque no me fijo". Desde su taquilla en una de las estaciones definidas por los investigadores como calientes, por el gran número de hurtos que se producen en sus andenes, un trabajador de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) tiene una visión privilegiada del vaivén de carteristas. "Son tan listas que ni se cuelan. Van todas con sus billetes y saludan al entrar. Pero esto de aquí abajo es un mundo. Estas se han ido acobardadas, estarán robando en otro sitio, y no creo que tarden en llegar otros. Pero como mínimo se ha visto movimiento y ganas, que ya era hora", añade.
COMPLICIDAD
El mismo anonimato que solicita el taquillero por trabajar en una empresa municipal que prohíbe hablar con periodistas sin autorización, pide un vigilante de seguridad privada del suburbano. Su satisfacción es doble. El hombre avala la tesis del taquillero asegurando que cuesta ver a los rateros habituales y que las jóvenes bosnias se han esfumado por completo. Con cierto orgullo no disimulado explica cómo los vigilantes de seguridad del metro se han sentido cómplices necesarios y activos de esta operación. "Los Mossos nos han tenido en cuenta y nos han hecho partícipes del éxito, y eso se agradece", cuenta.
EL PERIODICO.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentario:
Si hombre si, cuentame una de indios. Que no hay carteristas en el metro? ya, las rumanas por el momento vacaciones, pero que me dicen de los pedazo de rumanos, marroquis, vamos que metro parece Ali baba y la cueva de los ladrones.
Estamos muy agradecidos a mossos, y a TMB, por las felicitaciones por nuestro granito de arena en la operacion T 10 y por la rapidez en enviar apoyo CCM que en lo que llevamos de mes ya son 4 Vigilantes agredidos, pero claro vale mas la imagen de TMB que nuestras vidas.
Publicar un comentario